
Columna de la Gobernadora de Valdivia, Patricia Morano Büchner, ante la partida del Presidente Patricio Aylwin Azócar.
Se apagó la luz de Patricio Aylwin Azócar… Don Patricio, como se le conocía coloquialmente. Se nos fue pausadamente, en tranquilidad junto a sus más cercanos, como merecido corolario para los momentos históricos que le tocó enfrentar.
Desde que en 1957 participara en la fundación de la Democracia Cristiana, junto a Frei Montalva, Radomiro Tomić y Bernardo Leighton, Aylwin enfrentó los años más complejos de la vida política chilena del siglo XX. Fue Presidente del PDC cuando asumió Frei Montalva y posteriormente le toco ejercer como Presidente del Senado en medio de la mayor crisis política de nuestra historia reciente. Luego del Golpe Militar, retoma la conducción del PDC. A fines de la década de los ochenta participa en la creación de la Concertación de Partidos por el NO encabezando el triunfo en el plebiscito del 5 de octubre de 1988. En marzo de 1990 asume la Presidencia de la República, convirtiéndose en el primer mandatario electo democráticamente después de 17 años.
Sin duda que fueron responsabilidades duras que Don Patricio tuvo que enfrentar en su vida política, pero que siempre con una prudencia y serenidad destacada por todos los sectores. Con ese mismo aplomo que le habló al país para hacer público el doloroso Informe Rettig en 1991 y pedir perdón como Estado a los familiares de los ejecutados y desaparecidos por la dictadura. O la sabiduría y el coraje con que enfrentó las abiertas provocaciones de Pinochet con los ejercicios de enlace y boinazos, con los que quiso poner el riesgo –nuevamente- nuestra renaciente democracia.
Quizás fueron sus años como estudiante salesiano bajo la lluvia valdiviana que le enseñaron a esperar a que pase la “nubada” antes de continuar el camino, o los pasillos añosos y sabios de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile que forjaron la personalidad de Patricio Aylwin Azócar. Quién sabe.
Hoy decimos adiós a un gran hombre, a un gran dirigente político que tuvo la humildad de reconocer sus errores y trabajar por mejorar nuestro país. Que tuvo el coraje de pedir perdón, de conversar con moros y cristianos, de decir fuerte y claro que era “El Presidente de TODOS los chilenos”.
Descanse en paz Don Patricio.